De héroe a villano (o la estupidez humana)

Lo tenía todo.

Siendo el quaterback y líder de los Atlanta Falcons se había convertido en una de las megaestrellas de la NFL.

Jugador peculiar en su posición, destacaba por sus espectaculares dotes físicas. Una potencia, velocidad y explosividad que le permetían correr más que cualquier otro quaterback incluso más que muchos de los running backs de la liga. Su juego atípico y las muchas jugadas terrestres que se diseñaban a su medida volvían locas a las defensas rivales.

Un estilo tan espectacular como temerario. El peligro que corría al aguantar el balón tanto tiempo en sus manos arriesgándose desde un simple placaje con pérdida de yardas hasta una grave lesión lo transformaba en big plays y se convertía a sí mismo en el jugador más emocionante del fútbol americano. Incluso, gracias a su capacidad atlética lo comparaban con el mismísimo Michael Jordan y se ganó el apodo de Superman.

Todo ello lo alzó a la categoría de héroe, el ídolo de miles de aficionados a este deporte. Impresionante salario y grandes contratos publicitarios. Y he de confesar que después de Payton Manning era el quaterback que más me apasionaba.

Pero, se acabó.

Esta temporada ya no se ha vuelto a poner el casco de los Falcons. Y todo porque, a pesar de tener todo el dinero del mundo, de toda la fama que un ego puede anhelar, de tener al alcance de su mano aquello que pudiera desear, no tubo mayor ocurrencia que montar con sus amigos diferentes actividades ilegales como las peleas de perros. Tortura y muerte de animales que tras unos meses de investigaciones han acabado con la sentencia del pasado Viernes que le mantendrá 23 meses en prisión.

El deporte pierde a una gran y espectacular figura. Pero la sociedad se libra durante una larga temporada de un maltratador y torturador de animales y un pésimo ejemplo a seguir para los que hasta ahora eran sus seguidores.