Orishas, espíritu cubano

Grupo de origen cubano, pero creado y asentado en grandes capitales europeas, que conocí hace ya bastante tiempo, ya con su primer disco A lo cubano, y que me atrajo desde el primer instante hasta ahora. Una mezcla de estilos: una buena dosis del son cubano tradicional junto al más fresco hip-hop actual. Con mucha personalidad y carácter tanto en las formas como en las letras que les hace tener un sonido o estilo propio. Buen rollo y dulzura por un lado combinados con la fuerza y la reivindicación por el otro. Todo en su justa medida y entrelazándose para hacer canciones como ésta:

Y por hoy es suficiente

He empezado a escribir alrededor de media noche, a l'hora de les bruixes, y ya son bien pasadas las tres de la mañana. No está nada mal. Habían muchas ganas de escribir y he podido saciar esa sed quedándome a gusto con todo lo que escrito. Creo que nunca había escrito del tirón tanto por aquí.

Quedan cosas por contar todavía, nuevas entradas que están en mi cabeza. Pero, por hoy es suficiente. Tal vez mañana, o en los próximos días... No lo sé. Cuando apetezca y sea el momento volveré a dejarme ir un poquito más.

Unos días en San Sebastian

De nuevo aprovecho mis vacaciones para visitar esta fantástica ciudad. Es fascinante, es encantadora. Lo tiene todo. Es La Ciudad.

Y, otra vez, he mirado de coincidir con el festival de Jazz que se celebra cada año, el Jazzaldia. En los pocos días que estuve no pude ver demasiado del festival. Pero, si que había una visita obligada (y recomendación desde ya para todos) y ésa era el local Altxerri. Un lugar de los que a mi me gusta, donde hay música en directo bien entrada la noche, donde se crea un atmósfera especial, mágica. Donde la música es tan próxima y cercana que está al alcance de la mano. Donde hay tanta intimidad y complicidad que se puede escuchar con los ojos cerrados. Un rincón de San Sebastian donde pasar buenas veladas. Tanto me gusta el lugar, que de cuatro noches tres acabaron allí.

Pero, curiosamente, el apunte musical a modo anecdótico que voy a hacer no será de Jazz. Ya que el tercer concierto al que asistí era de música tradicional polaca. Antes de empezar tenía mis reticencias. No porque me imaginara que me fuera a desagradar sino porque la intención y las ganas eran de Jazz. Pero, el grupo que tocó, los Lubliner Klezmorim, resultaron una agradable sorpresa. No era lo que incialmente esperaba ver, pero acabé disfrutanto de su música e incluso de su diversión.

Metallica en el Sonisphere

Tras la experiencia de Zaragoza me quedé con unas ganas tremendas de ver a un gran grupo en directo. Por suerte, a los pocos días pude saciar mi sed musical asistiendo al Sonisphere, festival itinerante que visitaba seis ciudades europeas.

Esta vez sólo me tuve que desplazar pocos kilometros de mi casa, era en Barcelona. Por lo que no había riesgo de periplo angosto. Además, se celebraba en el Forum; un recinto que para este tipo de eventos o conciertos sería muy aprovechable.

El festival o el cartel en sí no me atraía demasiado. Sólo había una buena razón para asistir y esa era Metallica.

Hace un año los pude ver por primera vez en vivo. Entonces fue en Getafe y por aquí ya dejé un poco de crónica. ¿Cuál es la diferencia des de entonces? Pues, que los californianos han sacado un buen disco. No a la altura de su grandes clásicos y que les convirtieron en unas bestias del escenario heavy, pero si muy por encima de los últimos. Por este motivo, el público les esperaba todavía con más ganas de verlos.

Porque, con nuevo disco, con nuevas fuerzas, ofrecerían lo que les faltó hace un año: mala leche. Energía y fuerza para arrollar al público, volver a ser la apisonadora que tema tras tema destroza a la audiencia. Porque con sus grandes y legendarios clásicos y ese punto de rabia y fiereza pocas bandas les pueden igualar.

Así que pude disfrutar desde el cañonazo inicial de Clint Eastwood hasta el último grito del Seek & Destroy. Con Enter Sandman, Sad But True, Master of Puppets, Fade to Black entre otros de por medio de las dos horas que duró. Y volviéndome a emocionar con el Nothing Else Matters y One.

Gran concierto que me dejó muy satisfecho. Y que, a falta de sorpresa, cierra el trío de Ases de este año: Judas Priest, AC/DC y Metallica.

Más infierno que cielo

Hace ya unas semanas hice una de mis escapadas musicales. Me iba a Zaragoza a gozar de una gran jornada en el Metalway.

Tres eran los motivos que me llamaron a desplazarme. En este orden: Saxon, banda que ya había visto tres veces pero que no me cansaré nunca de escucharlos; el gran Jon Oliva en solitario. Pero, como gran atracción, principalmente iba a ver a Heaven and Hell, o los que para muchos siguen siendo los míticos Black Sabbath de la época Dio.

Ya me perdí la reunión que realizaron hace un par de años. Y con el lanzamiento de su nuevo y gran disco no quería perderme esta oportunidad tan cercana.

Así que a Zaragoza me fuí, muy ilusionado con el acontecimiento. Pero lo que tenía que ser un día en el cielo se fue tornando hacía el infierno: se suspendió su actuación y yo, y otros miles de aficionados que se habían desplazado expresamente a verles, nos quedamos a dos velas en medio del fuerte vendaval.

Mi relación con Zaragoza, a nivel musical, parece que está muy reñida: hace un par de años la atracción era Ozzy Osbourne. Al margen me hubiera gustado pasar todo el día por allí escuchando otros grupos y disfrutando del festival. El caso es que por temas "lógisticos" llegué al recinto poco antes de su concierto por lo que poco pude ver del resto. Además, el Príncipe de las Tinieblas es de los que de su quinta peor se conserva, con mucha diferencia... y su actuación quedó algo deslucida. Encima, al salir hubo que soportar el fuerte frío esperando durante un par de horas un bus hacía la capital aragonesa.

El año pasado ya tenía mi entrada y mi billete para ver a los Iron Maiden y justo en la mañana que tenía que salir hacia allá un amigo me avisaba que se suspendía el festival porque una fuerte tormenta había tirado buena parte del escenario y de los equipos.

Así que este año sabía que me arriesgaba de nuevo a afrontar la maldición. Pero, Black Sabbath es mucho Black Sabbath. Y yo no me pude resistir a la tentación...

Mirando el lado positivo, me quedé sin la principal actuación, pero disfruté de lo lindo con un Jon Oliva en plan más Savatagiano posible. Recuperando grandes temas de su banda de toda la vida. Un artista que a mi me apasiona. Pocos me pueden transmitir como él. Y lo pude gozar en directo, viendo como se desgarraba la voz delante de mi.

Y, por otro lado, ahí estaban Saxon. Esa banda que siempre cumple, da igual a que hora toquen y en que condiciones. Siempre dan lo mejor que tienen, que es mucho. Tocaron más de lo esperado. Y la cantidad de temas clásicos que tocaron fue considerable. Ellos fueron quienes levantaron el ánimo caído de todos los que estábamos congregados allí.

Por lo que, a pesar de quedarme sin Black Sabbath, pude disfrutar de dos grandes conciertos y del buen rollo de la gente que se puede conocer en estos eventos.

Y ¿el próximo año habrá Zaragoza? Igual me tengo que comer las palabras que voy a decir. Pero, como no mejoren muchísimo las condiciones y la organización del festival (que dudo que el tema meteorológico lo puedan solucionar...) y traigan no un gran grupo como cabecera sino todo un cartelón, dudo que repita...

Perla # 17

Me he aficionado a salir a correr, incluso he participado en alguna carrera. Lo curioso es que a veces sólo tomando la salida ya considero que he ganando. Incluso cuando no participo me siento vencedor.

Redescubriendo a Glenn Hughes


De la Voz del Rock ya he hablado por estos lares. Pero, ahora lo haré desde otras perspectivas. Ya que, recientemente, he descubierto otras caras de este genial artista.

Como vendría siendo lógico, empecemos por el principio. Ya había escuchado sus "pinitos" en Deep Purple y en su última época en solitario, incluso una colabración con Iommi y otra Turner. Ahora he desempolvado sus inicios, cuando empezó con el grupo Trapeze. Rock con el sonido más típico de los años sesenta y setenta, progresivo por momentos y hardrockero en otros que impregnaron varios discos de la banda.

Dando un salto en el tiempo nos plantamos a principios de los ochenta para encontramos una colaboración con el guitarrista Pat Thrall. Aquí el sonido también es el de la época, muy ochentera, incluso lo considero algo comercial. Pero no deja de ser un buen disco escondido en toda su discografía con detalles de muy buena calidad.

Y saltamos otra década para escuchar un directo ya en solitario grabado en Japón (Burning Japan Live) ya mediados de los noventa. Aquí nos topamos con un Hughes que tiene una gran carrera a sus espaldas. El repertorio es espectacular y goza de una excelente forma. Incluso hay momentos en los que aparece el Glenn más heavy que he conocido.


Estos serían los tres apuntes de este nuevo descubrir de Glenn Hughes. Sumándole las épocas con Deep Purple, todas sus colaboraciones con artistas de todos los estilos y palos y su etapa más reciente llena del funk más fresco, nos encontramos con uno de los músicos más completos y con una de las mejores trayectorias que hay. Pero, lo más sorprendente es que es una leyenda viva que a día de hoy puede lucir su apodo sin tener que echar mano a su historial.


A todo esto, y como resumen final, cito a un usuario de un foro de música que justamente descubría al gran Hughes. Copio y pego, ya que me parece una de las descripciones más fantásticas que he leído jamás:

"...desde ese día, casi a hurtadillas y en mis escasos ratos libres que me doy, pongo de fondo cositas de Glenn Hughes al azar y acabo sucumbiendo al inmenso poderío de su voz, de una voz que te envuelve como una sábana de seda, que puede llegar a sonar cuasi obscena como la de un borracho que aún sabe lo que dice, pero a la vez, aterciopelada y caramelizada. Una voz que puede desgarrarte el corazón y hacerte temblar o incluso hacerte estremecer en determinados momentos..." - CharlieB

Aquí estoy de nuevo

Llevaba unos días, por no decir semanas, sin decir nada por aquí. Ya me suele pasar: tengo épocas en las que me cuesta entrar, en las resulta más difícil explicar cosas. Los motivos pueden ser diversos, pero las ganas nunca faltan.

Como decía Javier Capitán hace unos días en su blog al respecto: "es curioso que me calle cuando estoy aprendiendo a hablar". Y es como lo siento yo: puedo tener la vena escritora, considero que tengo mucho que contar y más últimamente. Y cada vez me encuentro más a gusto haciéndolo. Incluso pienso que lo voy haciendo mejor, que voy aprendiento más si cabe en las formas de expresarme. Hay más comodidad, lo disfruto más.

Pero, como digo, sin saber del todo el por qué, hay rachas en las que cuesta darle a estas para mostrar algo de mi al mundo o, simplemente, mostrar algo de mi porque quiero, porque necesito decir en voz alta lo que pienso...

Antes esa sensación de no escribir, de dejar temas pendientes cuando habían ganas me podían hacer sentir mal. Era como arrastrar un peso que hasta no volver a escribir no desaparecía. Pero, he aprendido a no cargar más con ese peso, he tomado conciencia que escribir aquí es algo mío, algo que principalmente hago para mi, aunque luego algún despistado pueda leerlo. Así que, esa preocupación de no escribir ha ido desapareciendo y al no haber carga hace no que sea más difícil retomar el sendero una vez más por mucho tiempo que pase. No se si queda muy claro lo que quiero decir, pero ¡dicho está!

Así que, aquí estoy, reencontrándome con mi Yo escritor. Y como diría aquélla: esta noche la voy a liar parda.