Ya lo puedo decir: comida japonesa

Sí, ladies and gentlemen: llegado a este día ya puedo decir que he probado la comida japonesa. He tardado un rato, pero como se suele decir "nunca es tarde si el Sushi es bueno".

Así que ya puedo hablar abiertamente que si Sushi pa'quí que si Sushi pa'llá como todo hijo de vecino. No es que haya ido precisamente al bar-restaurante más genuínamente japonés de la historia, pero para ser la primera vez no está mal para iniciarse.

Tampoco ha sido nada traumático; la verdad es que no sé porque no había probado antes, que es lo que me detenía a hacerlo. El caso es que al fin pude degustar algunos de los platos y alimentos típicos japoneses y estoy contento y satisfecho de ello. Porque no es sólo el hecho de probarlo, sino que me gustó.

Éso significa dos cosas: que añadimos nuevas maneras de entender la alimentación, que la mía es un desastre dicho sea de paso, tanto para el disfrute como por su aportación. Y, por otro lado y más importante si cabe, parecerá tonteria pero es una pequeña (o gran) demostración que no hay que tener miedo a probar cosas nuevas. Que hay caminos y puertas que explorar que te pueden conducir a distintos lugares, que pueden sumar algún tipo de mejoría en tu vida.

Tal vez me he puesto demasiado trascendental por tan solo unos cachos del Sushi ése... En definitiva: buena experiencia, la de comer japonés. Habrá que repetir.

¡Ah! Por cierto: en la misma tongada probé por primera el vino tinto y el té. ¡Toma ya! Sí, vale: que no es nada extraordinario a estas alturas de la película ni impresionaré a nadie con mi azaña; más bién que no lo hubiera hecho hasta ahora... Raro que es uno, ya lo sé. Pero, caray: ¡sushi, vino tinto y té por primera vez en la misma noche!