Metallica en el Sonisphere

Tras la experiencia de Zaragoza me quedé con unas ganas tremendas de ver a un gran grupo en directo. Por suerte, a los pocos días pude saciar mi sed musical asistiendo al Sonisphere, festival itinerante que visitaba seis ciudades europeas.

Esta vez sólo me tuve que desplazar pocos kilometros de mi casa, era en Barcelona. Por lo que no había riesgo de periplo angosto. Además, se celebraba en el Forum; un recinto que para este tipo de eventos o conciertos sería muy aprovechable.

El festival o el cartel en sí no me atraía demasiado. Sólo había una buena razón para asistir y esa era Metallica.

Hace un año los pude ver por primera vez en vivo. Entonces fue en Getafe y por aquí ya dejé un poco de crónica. ¿Cuál es la diferencia des de entonces? Pues, que los californianos han sacado un buen disco. No a la altura de su grandes clásicos y que les convirtieron en unas bestias del escenario heavy, pero si muy por encima de los últimos. Por este motivo, el público les esperaba todavía con más ganas de verlos.

Porque, con nuevo disco, con nuevas fuerzas, ofrecerían lo que les faltó hace un año: mala leche. Energía y fuerza para arrollar al público, volver a ser la apisonadora que tema tras tema destroza a la audiencia. Porque con sus grandes y legendarios clásicos y ese punto de rabia y fiereza pocas bandas les pueden igualar.

Así que pude disfrutar desde el cañonazo inicial de Clint Eastwood hasta el último grito del Seek & Destroy. Con Enter Sandman, Sad But True, Master of Puppets, Fade to Black entre otros de por medio de las dos horas que duró. Y volviéndome a emocionar con el Nothing Else Matters y One.

Gran concierto que me dejó muy satisfecho. Y que, a falta de sorpresa, cierra el trío de Ases de este año: Judas Priest, AC/DC y Metallica.