Más infierno que cielo

Hace ya unas semanas hice una de mis escapadas musicales. Me iba a Zaragoza a gozar de una gran jornada en el Metalway.

Tres eran los motivos que me llamaron a desplazarme. En este orden: Saxon, banda que ya había visto tres veces pero que no me cansaré nunca de escucharlos; el gran Jon Oliva en solitario. Pero, como gran atracción, principalmente iba a ver a Heaven and Hell, o los que para muchos siguen siendo los míticos Black Sabbath de la época Dio.

Ya me perdí la reunión que realizaron hace un par de años. Y con el lanzamiento de su nuevo y gran disco no quería perderme esta oportunidad tan cercana.

Así que a Zaragoza me fuí, muy ilusionado con el acontecimiento. Pero lo que tenía que ser un día en el cielo se fue tornando hacía el infierno: se suspendió su actuación y yo, y otros miles de aficionados que se habían desplazado expresamente a verles, nos quedamos a dos velas en medio del fuerte vendaval.

Mi relación con Zaragoza, a nivel musical, parece que está muy reñida: hace un par de años la atracción era Ozzy Osbourne. Al margen me hubiera gustado pasar todo el día por allí escuchando otros grupos y disfrutando del festival. El caso es que por temas "lógisticos" llegué al recinto poco antes de su concierto por lo que poco pude ver del resto. Además, el Príncipe de las Tinieblas es de los que de su quinta peor se conserva, con mucha diferencia... y su actuación quedó algo deslucida. Encima, al salir hubo que soportar el fuerte frío esperando durante un par de horas un bus hacía la capital aragonesa.

El año pasado ya tenía mi entrada y mi billete para ver a los Iron Maiden y justo en la mañana que tenía que salir hacia allá un amigo me avisaba que se suspendía el festival porque una fuerte tormenta había tirado buena parte del escenario y de los equipos.

Así que este año sabía que me arriesgaba de nuevo a afrontar la maldición. Pero, Black Sabbath es mucho Black Sabbath. Y yo no me pude resistir a la tentación...

Mirando el lado positivo, me quedé sin la principal actuación, pero disfruté de lo lindo con un Jon Oliva en plan más Savatagiano posible. Recuperando grandes temas de su banda de toda la vida. Un artista que a mi me apasiona. Pocos me pueden transmitir como él. Y lo pude gozar en directo, viendo como se desgarraba la voz delante de mi.

Y, por otro lado, ahí estaban Saxon. Esa banda que siempre cumple, da igual a que hora toquen y en que condiciones. Siempre dan lo mejor que tienen, que es mucho. Tocaron más de lo esperado. Y la cantidad de temas clásicos que tocaron fue considerable. Ellos fueron quienes levantaron el ánimo caído de todos los que estábamos congregados allí.

Por lo que, a pesar de quedarme sin Black Sabbath, pude disfrutar de dos grandes conciertos y del buen rollo de la gente que se puede conocer en estos eventos.

Y ¿el próximo año habrá Zaragoza? Igual me tengo que comer las palabras que voy a decir. Pero, como no mejoren muchísimo las condiciones y la organización del festival (que dudo que el tema meteorológico lo puedan solucionar...) y traigan no un gran grupo como cabecera sino todo un cartelón, dudo que repita...