Zacarías, ese extraño elemento

Antes de que acabara la presente temporada regular de la NBA, de la que sólo quedan unos días, quería hacer una especial mención a un gran jugador. Podía haber obtado por lo fácil, por un LeBron James o un Kobe Bryant. Pero de ellos habla todo el mundo. Yo me quería referir y dedicar estas líneas, a modo de homenaje, a Zach Randoph, actual jugador de los Memphis Grizzlies.

Un jugador atípico. Por eso me gusta. Un ala-pívot con una clase indudable y unas condiciones y características para ser una gran estrella en la liga. Unos increíbles fundamentos, una muñequita envidiada por muchos y una gran inteligencia bajo los aros son las extraordinarias virtudes de este jugador. Por eso lo admiro.

Pero, por las razones que sea, se ha convertido con el paso de los años en uno de esos jugadores malditos de la liga. Algo de lo que esta temporada se ha desquitado y ha podido callar algunas bocas.

Empezó muy jovencito en la NBA, con a penas veinte años recaló en una gran franquicia como era Portland. Lo que le cerró muchas puertas, ya que siempre ha contado con grandes estrellas. Pocos minutos de juego en su primera temporada, más bién testimonial. En la segunda empezó a participar más en el juego, pero seguía siendo un actor totalmente secundario.

Antes de empezar una nueva temporada y con la salida de algunas de esas estrellas del equipo, Zach vió su oportunidad. Randolph dejó ir una perla que nadie se creyó: sería capaz de promediar veinte puntos y diez rebotes esa temporada. Son muchos los fanfarrones en la NBA, hay una gran cultura de la calle en los chicos que llegan a ella. Pero, él sí que creía en sí mismo y, a diferencia de otros de esos vendemotos, poseía una enorme calidad para hacerlo realidad.

Así que: dicho y hecho. Temporada de titular y temporada para promediar los números prometidos. Unos números que no están al alcance de cualquiera, son pocos los que cumplen con esos guarismos. De auténtica estrella. Y, números que más o menos ha mantenido desde entonces.

Pero, Randolph estaba en una franquicia maldita, histórica por sus problemas extradeportivos. Por lo que se acabó convirtiendo también en un jugador maldito. Poco se le ha respetado como jugador, incluso como estrella por sus diferentes problemas fuera de las canchas; sobre todo, por el consumo de sustancias prohíbidas. Y su imagen física, la de un tipo muy corpulento que aparentemente parece que le sobren muchos quilos y que no se cuide, le ha ayudado poco.

Aún así, firmó un gran contrato. Recaló en los Knicks de New York cuando su fama estaba por los suelos y, una vez más, demostró en la pista lo gran jugador que es. Una ciudad, una cancha y una afición muy difíciles, pero junto a Jamal Crawford se convirtió en la estrella del equipo.

Y cuando mejor parecía que le iban las cosas, a mediados de su segunda temporada, los Knicks decidieron traspasarlos a los dos. Una franquicia que no tiene muy claro su horizonte y que no ha dejado de dar vaivenes en los últimos años se deshacía de sus dos mejores jugadores. Crawford se iba a los Warriors mientras Randolph recalaba en unos flojos Clippers.

Sus números tampoco dejaban de ser buenos, pero el pasado verano la franquicia angelina lo dejaba marchar a Memphis, uno de los peores equipos de la liga. Con su fama de problemático parecía una pieza que no encajaría en un equipo plagado de jóvenes jugadores aún por formar y seguir creciendo. De nuevo, volvía a dar la impresión que nadie lo quería en sus filas.

Pero este año se ha descubierto. Con su trabajo y juego se ha ganado la admiración de todos. Memphis ha sido una de las revelaciones de la temporada y hasta hace pocas fechas podía haber optado a Playoffs. Y todo merced a un bastión en el juego interior como ha sido Randoph, alrededor del cual se ha formado un equipo de talentosos y correosos jóvenes. Y a pesar de la fama de individualista, ha formado una poderosa pareja interior junto a Marc Gasol, sin lugar a dudas, de las más sólidas de la liga. Numerosos han sido los partidos en los que ha acabado con unas estadísticas estratosféricas y el juego del equipo se ha visto beneficiado convirtiéndose en un equipo rápido y divertido de ver.

Tal ha sido su impacto esta temporada que ha nadie sorprendió que fuera elegido por primera vez en su carrera para participar en el All-Stars. Por números, se lo podía haber ganado mucho antes, pero ha tenido que esperar a esta temporada para recibir el respeto de entrenadores, jugadores, prensa y aficionados.

Un jugador diferente. Un talento natural para esto del basket. Atípico. Excelente. Un extraño elemento en la pista.