Motörhead kicking asses

Siguiendo con el recurso de temas pendientes por explicar, hoy toca el último gran concierto al que asistí el pasado año 2008. En esta ocasión me sirvió como excusa para viajar a Londres a finales de Noviembre. Fue el empujón necesario para realizar la escapadita.

Unas semanas antes de esas fechas no tenía ninguna intención de ir a ningún lado en los días de vacaciones que tenía. Pero, al igual que sucedió hace un par de años, curioseando algo que poder ver en Amsterdam me acabé topando con el concierto en cuestión en Londres: Danko Jones, Saxon y Motörhead. Así que tomé la decisión de viajar. Y como en los días que iba a estar allí quería disfrutar de la ciudad de una manera diferente, este cartel tan atractivo me permitía hacerlo durante unas horas.

Son bandas que dan gusto ver y en directo no perdonan. A las dos primeras (Danko Jones y Saxon) ya las tenía vistas. Pero me faltaba experimentar una buena descarga en directo de los legendarios Motörhead.

En medio de paseos, parques, plazas y demás, tenía una gran concierto. Era sábado por la noche. Me disponía a desplazar en metro hacia el recinto del concierto, pero mi gran torpeza orientativa me llevó a perderme y tener que recurrir, en última instancia a la desesperada, a cojer un taxi. Y no sé como lo hacen estos tipos, pero conducir un taxi en Londres es todo un espectáculo. Un rato más tarde, y unas cuantas libras menos en el bolsillo, el taxi se plantó delante del teatro: el histórico Hammersmith Apollo, con una de esas marquesinas típicas que sólo había visto en películas y series. Me bajé del taxi y empecé a respirar música. Es lo que tiene Londres, que se respira música en estado puro.

El teatro impresionante, destilaba historia por todas partes. Me fuí a mi localidad, a lo alto del todo, a disfrutar de un concierto de Heavy de manera curiosa y atípica: sentado.

Mientras iba entrando la gente hizo aparición en el escenario la primera banda, Danko Jones. Mucha energía, fuerza y contundencia. Ya los había visto anteriormente como cabeza de cartel y es una banda con un directo atronador. Pues, esto sólo era el inicio de la velada, una pequeña muestra de lo que iba a ser la noche. Cumplieron de sobras, como no podía ser de otra manera. A pesar de tocar poco más de media hora fue suficiente para ir caldeando el ambiente, para ir cojiendo el ritmo. Además, un poco de toque de humor como el que ofrecen nunca viene mal.

Unos minutos de descanso y aparecieron Saxon, banda mítica de la NWOBHM. Cada vez me gustan más, ya están entre mis favoritas, y sus directos son de lo mejor del género. Muchas ganas de verlos ya de por sí, pero además era una espinita clavada de este año, ya que en el Kobetasonik del pasado verano era la última banda en actuar, cuando yo estaba hecho polvo, ya no podía con mi alma, ni mi espalda... La edad, que no perdona. Entonces no pude disfrutarlos.

Esta era mi oportunidad de redimirme. Y así lo hice. Disfruté de lo lindo con su gran concierto. Alrededor de una hora y cuarto, en las que repasaron algunos de sus clásicos, tocaron algún tema de su último álbum e incluso ofrecieron al público asistente un par de canciones en primicia de lo que será su próximo lanzamiento. Espectaculares. Si Danko Jones sonaron atronadores, Saxon afiló aún más el sonido del acero, alzándolo a un nivel superior, dejando todo en el sitio adecuado para la banda principal de la noche.

Y llegó la locura. Siempre he tenido curiosidad en ver a Motörhead en directo, una de las bandas más arrolladoras en su sonido y que en vivo gozan de una gran fama también en ese sentido.

Pero mis espectativas se quedaron cortas. El concierto resultó el más bestia al que he asistido en mi vida, y eso que son unos cuantos. No hablo de calidad, de emoción o sentimientos, sino de la intensidad, fiereza, contundencia y brutalidad. Ya sabemos que no tienen baladas, ni canciones a medio tiempo, que Lemmy tiene cerca de sesenta años y que sólo son tres tipos en el escenario. Pero es que no bajaron el pistón incendiario ni un solo segundo, fueron una apisonadora imparable tema tras tema. Y qué temas: clásicos del Heavy que en directo suenan impresionantes.

Y sí que hubo un pequeño respiro: finalizado el concierto empieza la ronda de bises con el curioso Whorehouse Blues. Un descanso para arrancar con mayor fuerza las dos últimas canciones de la noche, acabando de demostrar, si no lo habían hecho hasta ese momento, el porque son de los grupos más potentes en directo. Muy pocas bandas en el mundo pueden permitirse el lujo de acabar un show con dos temas destructores como Aces of Spades y Overkill, tremendo. De esos conciertos que te dejan sin saber que demonios es lo que te ha arrollado. Te dejan tambaleando con una buena sonrisa de satisfacción en la boca.

Una gran noche en el teatro. Una fantástica noche en la ciudad de la música.
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Algunas fotos del evento (de calidad muy dudosa, es lo que hay...):