¡Cuánto tiempo!

Ya hace un rato que no escribo por aquí; desde Junio que no lo hago. Es la primera vez que pasa un mes entero sin soltar ni una triste chorradita desde que creé el blog.

No es por falta de interés, ni de ganas. Ni siquiera descuido u olvido. Más bién es aquella sensación, ya recurrente, de no ser capaz de ponerse delante del teclado y contar algo decente. Como una vergüenza especial para contar cosas. Un tanto absurda, sí, pero està. Y el tiempo va pasando y el polvo lo va cubriendo hasta que medio te olvidas de esta sensación; pero también de las ganas de escribir...

Echo de menos escribir, echo de menos ese gusanillo. Esos momentos en los que abres una pequeña compuerta por la que expresarte. Te hace sentir vivo. Te pone en contacto de una forma diferente con el exterior, a lo que te rodea. Es como un grito al cielo. Tal vez nadie te oye, pero te quedas a gusto dándolo, sacando éso de dentro ti.

Habrá que ponerle remedio. Me apetece. Tengo ganas, muchas. Quiero volver a escribir, de contar un montón de cosas. De lo divino o de lo humano. Hablar al silencio o a cautelosos oyentes.

Vuelvo a estar entre el Cielo y el Infierno.